Otra nueva y explosiva combinación entre David Cronenberg y Viggo Mortensen abrió de manera espectacular la competencia de la 55ª edición del Festival de cine de San Sebastián. Se trata de Promesas del Este, un cruento y poderoso filme centrado en la mafia rusa de Londres que tiene muchos puntos en común -en estilo y temática- con su reciente Una historia violenta.
Aquí, Mortensen interpreta a Nikolai, un chofer que trabaja para un mafioso ruso cuya vida dará un vuelco a partir de la aparición de una partera, Anna (Naomi Watts), también de familia rusa, que acaba de asistir en el nacimiento de una niña cuyo origen está ligado a la familia (y a sus negocios de la prostitución) para la que Nikolai trabaja.
Una historia de ribetes shakespereanos (aunque Cronenberg dirá que se inspiró más en Dostoievsky), con traiciones familiares, cruentos enfrentamientos, sorprendentes revelaciones y un clima que se va volviendo más y más denso con el correr de los minutos, Promesas del Este parece una apropiación y adaptación del director de La mosca de ese mundo mafioso tantas veces visto en filmes de Martin Scorsese o Francis Ford Coppola.
Los "toques" de Cronenberg son más que evidentes en la brutal sequedad de las escenas de violencia (una, con Mortensen peleando desnudo contra dos mafiosos chechenos en un baño turco, es antológica), en la creciente extrañeza y misteriosos comportamientos de los personajes, y en la ambigüedad con la que se los retrata. Ellos, en especial Nikolai (otra notable composición de Mortensen), son capaces de los actos más crueles y más tiernos, más sádicos y compasivos. El suyo es también un personaje con varios puntos en común con el de Una historia violenta, mezcla de vengador culposo con sensible ángel de la muerte.
Con la misma barba quijotesca con la que se lo vio recientemente en Toronto, Mortensen habló en un porteñísimo castellano en la conferencia que dio junto al director luego de la proyección del filme para la prensa y horas antes de la inauguración oficial."Los personajes de Cronenberg nunca son una sola cosa, tienen muchas facetas -explicó el actor-. Es un gran observador del comportamiento humano. Muchos hablan de la violencia que tiene el filme, pero creo que lo más sorprendente es la caridad y la compasión que surgen de este personaje a pesar del entorno brutal que lo rodea".
El director de Videodrome considera que su filme no es "tan violento como Los infiltrados o las películas de la saga Bourne. Lo que sucede es que a mí me interesa mostrar lo que la violencia realmente es: la destrucción del cuerpo humano. No es un evento estético, es real, es un asesinato. La película tiene sólo 5 minutos de escenas violentas. Es cierto que pueden causar un gran impacto, pero me parecen igual de importantes que otro tipo de violencia que hay en la película: emocional, psicológica, social. Es una película sobre gángsters, así que teníamos que trabajar sobre la violencia".
Promesas del Este, que se conocerá en la Argentina en noviembre, tiene una pequeña luz esperanzadora, aunque tenue y ambigua, sobre el final. "El tema de la vida y la muerte es un tema con el que todo artista debe trabajar. Son dos cosas que van juntas, como dice el personaje de Naomi en la película. Es cierto, estamos rodeados de muerte en el mundo, pero también estamos todos aquí, tratando de sobrevivir", concluyó el director.
Hoy continuará la competición oficial con la primera película española en la pelea por la Concha de Oro, Mataharis, de Iciar Bollain. Y también se verá el filme sobre un episodio de la Guerra de Irak, Battle for Haditha, del británico Nick Broomfield. Pero será difícil que esas películas -de hecho, que en todo el festival- consigan superar el extraordinario nivel con el que, gracias a Cronenberg, abrió esta competencia.
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